Devocional 030 (Pastores Gonzalo y Andrea
Sanabria).
AL OTRO LADO HAY UN MILAGRO
“Aquel día, cuando llegó la noche, les
dijo: Pasemos al otro lado…
Pero se
levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba
en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron:
Maestro, ¿no tienes cuidado que
perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece.
Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza”. Mr. 4:35-39.
Es
fundamental concientizarnos de la realidad de las tormentas. El mar de Galilea,
se llama así por su gran tamaño en comparación con el territorio de Israel,
pero es un gran lago de agua dulce.
Debido al bajo nivel del mar de Galilea, la
temperatura del aire es mucho más cálida allí que en las mesetas y montañas
circundantes, y por el valle del Jordán llegan fuertes vientos procedentes del
monte Hermón, que se encuentra hacia el N. no muy lejos de allí y
cuya cima está coronada de nieve, lo que resulta en trastornos atmosféricos,
que facilitan la formación de tormentas repentinas.
Habían varios pescadores entre los discípulos, que habían crecido allí,
conocían muy bien el lago, seguro calcularon que la noche estaba
bien para viajar por el lago... “pero se levantó una gran tempestad”,
fue repentina. A veces nuestra experiencia y capacidad son
impotentes ante ciertas tormentas de la vida…
Debemos
tomar la actitud correcta ante las tormentas. Jesús dormía, el Señor confiaba
en la protección de su Padre y estaba seguro del propósito divino, esta certeza
produce paz y confianza.
Los discípulos estaban temerosos e incrédulos, el
antónimo de la fe es el temor, la fe se alimenta con la Palabra de Dios, el
miedo se alimenta con las palabras de fracaso… tu boca es el instrumento de
Dios para vencer la tormenta… Jesús le habló a la tormenta… los discípulos
hablaban de morir… cómo hablas tú cuando estás en medio de la tormenta? Porque
tus palabras alimentarán la tormenta o
la harán desaparecer…
Jesús
ejerció la fe y la autoridad, Jesús le habló a la tormenta, ejerciendo la
autoridad, y declarando la “bonanza” = del gr. galene: que significa calma,
gozo, raíz de sonreír. Dice el texto: “reprendió al viento… y cesó el viento”. Háblale con autoridad al origen de tu tormenta… Dios se levantará a tu favor.
Al otro lado de la tormenta, hay una
gran victoria. El plan de Jesús era ir al otro lado, allí Jesús realizó uno de
los más grandes milagros de su ministerio: la liberación del endemoniado
gadareno.
A veces podemos estar caminando en el propósito de Dios y encontrarnos
con una tormenta… Había sido un día largo de trabajo para el Señor, había
estado enseñando y ministrando, por eso dice: “despidiendo a la multitud” =
vrs. 36a, y por eso dormía, pero aparece una tormenta.
Obstáculos seguro
aparecerán cuando caminas hacía el propósito de Dios, pero esfuérzate porque el
plan de Dios prevalecerá. Al otro lado hay un gran milagro, y no serás sólo
testigo de él, sino protagonista.
Reflexión final: Una
tormenta puede venir para distraerte, para evitar que avances, para generar
miedo e incredulidad y hacerte retroceder, para procurar que tus sueños se
hundan, pero al otro lado hay una gran conquista, hay una gran victoria, hay un
milagro, seguro que la fe de los discípulos después de esto era más grande…
Dios tiene para ti grandes cosas.
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