Por ejemplo: Sarai afligía a su sierva Agar, después de dar a luz el hijo de Abraham, Ismael, así que ella huyó al desierto y el ángel del Señor le dijo: “¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano”. No siempre Dios nos dice lo que queremos escuchar…
LA COMUNIÓN PUESTA A PRUEBA
Introducción: Cuando
Israel sale de Egipto, y llega al monte Sinaí, Dios le da las instrucciones
para marchar por el desierto, y dice: “La bandera del campamento de los hijos
de Judá, según sus ejércitos, partió
primero”, Judá significa alabanza, y eso nos enseña que así se cruza el
desierto, lamentablemente Israel hizo lo contrario: quejas, murmuraciones,
rebeliones… el desierto era sólo una parte necesaria del camino, no era su
destino. Los momentos de prueba y crisis en nuestra vida, no son nuestro
destino, son una parte del camino…
La comunión puesta a prueba
I.
BUSCA
A DIOS AUNQUE TU ALMA ESTÉ AFLIGIDA, Mt. 26: 36-38.
a) Es
necesario pasar por Getsemaní.
Nota: El
monte de los olivos está ubicado al nororiente de Jerusalén, muy cerca de la
capital, en éste monte hay un huerto especial que se llama huerto de Getsemaní,
actualmente vallado y mantenido como jardín. Su nombre significa: “prensa de
aceite” o “lagar de aceite” (instrumentos con los que se obtenía el aceite de
las aceitunas que eran trituradas o pisadas…). Es un huerto muy diferente al
huerto del Edén, pues en éste Jesús dice: “hágase tu voluntad”, y en el Edén,
Adán hizo su propia voluntad… aquí somos probados, guardando la proporción,
todos tenemos que pasar por nuestro Getsemaní. Realmente Jesús venció la muerte
en éste huerto, pues murió así mismo, para hacer la voluntad del Padre…
b) Jesús
desde su profunda tristeza, optó por orar.
Nota: Al
día siguiente sería crucificado, experimentaría dolores nunca antes vividos,
viviría un momento de separación del Padre.
Nota: Aunque iba con sus
discípulos, escogió a tres de ellos para abrirles su corazón… su angustia y
tristeza era profunda, y desde ésta condición decidió buscar el rostro del
Padre celestial (y es lo que debemos hacer). Jonás desde el vientre del gran
pez clamó a Jehová, David invocó al Señor en medio de la angustia y la
persecución, Jabes desde una situación de fracaso, esterilidad y frustración,
invocó al Dios de Israel y le otorgó Dios lo que le pidió. A veces nuestro
corazón se turba, nuestras emociones se alteran, es como si nuestro corazón
viviera una tormenta, y allí debemos llamar a Jesús, quien es experto en calmar
tormentas, y su paz vendrá a gobernar nuestro corazón, y nuestra perspectiva de
los problemas será diferente…
II.
RINDE
TU VOLUNTAD A DIOS, Vrs. 39.
a) Nuestra
prioridad debe ser el deseo del Padre
Nota: En su humanidad, Jesús,
expresa el deseo de no tener que beber la copa que el cielo le ponía delante
(la cruz). El texto dice que “se postró” indicándonos su humillación y
sometimiento a la voluntad del Padre: “pero no sea como yo quiero, sino como
tú”.
La
naturaleza de Adán nos impulsa a hacer nuestra propia voluntad, pero ahora
Cristo, el postrer Adán ha venido a vivir en nosotros para que hagamos Su
voluntad, sin embargo la mayoría de las veces preferimos nuestra propia
voluntad, pues es más fácil no entrar en nuestro propio Getsemaní, porque eso implica
morir a nuestros deseos, implica dolor tal vez, implica quizá oír lo que
nuestros oídos no quieren escuchar.
Por ejemplo: Sarai afligía a su sierva Agar, después de dar a luz el hijo de Abraham, Ismael, así que ella huyó al desierto y el ángel del Señor le dijo: “¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano”. No siempre Dios nos dice lo que queremos escuchar…
Por ejemplo: Sarai afligía a su sierva Agar, después de dar a luz el hijo de Abraham, Ismael, así que ella huyó al desierto y el ángel del Señor le dijo: “¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano”. No siempre Dios nos dice lo que queremos escuchar…
b) Ora
hasta alcanzar el testimonio de la respuesta en tu espíritu, vrs 44.
Nota: El número tres en la
Biblia indica: plenitud, completo, perfección en testimonio. Cuando Jesús
terminó de orar la tercera vez, habló con seguridad y fortaleza acerca del
momento que tenía que enfrentar, vrs.
46. Estaba seguro de la voluntad del Padre, y de sus promesas, como el Sal.
16:10 “Porque no dejarás mi alma en el
Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción”, así que estaba seguro que al
tercer día el Padre lo levantaría de los muertos en poder y gloria.
Como
Elías quien se agachó en tierra y puso su rostro entre las rodillas, siete
veces (El siete ocupa un lugar eminente entre los números sagrados en las
Escrituras, y está asociado con la idea de consumación, cumplimiento, y
perfección), Elías lo hizo siete veces, y a la séptima vez, el cielo dio lluvia
y la tierra produjo su fruto”. No abandonemos la oración, hasta que alcancemos
la respuesta de Dios.
c) El
Padre no quitó la cruz, pero le dio la fortaleza para enfrentarla.
Nota: El
evangelio de Lucas nos añade que “se
le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”, o para “recobrar fuerzas”,
con su inmenso poder el Padre no anuló la cruz, sino que le envió fortaleza
para vencer lo que estaba por delante.
Podemos recordar también lo que dice el Salmo
91: “Con él estaré yo en la angustia”, así que seguro habrán momentos difíciles
que vivir, pero Dios promete que estará con nosotros y veremos su salvación. Por
ej: Con su poder Dios pudo haber sacado a Daniel del foso de los leones, pero
le permitió pasar la noche allí, protegido por el ángel del Señor, y la gloria
para Dios y la honra para Daniel, vino en la mañana.
Las oraciones de éxito, no son aquellas que
logran lo que queremos, en el tiempo que programamos, sino las que alcanzan
respuestas que glorifican a Dios.
III.
PERSEVERA
AUNQUE OTROS TE FALLEN, Vrs. 40, 43.
a) Sus
discípulos lo dejaron solo.
Nota: Aún aquellos tres en
quienes él confiaba de manera especial, lo dejaron sólo… qué difícil es cuando
los de casa, los tuyos no están contigo, ni te apoyan. Por ej: la esposa no
apoya a su esposo, o cuando al esposo le es indiferente la dificultad de su
esposa, o cuando los hijos no se involucran en el sueño de su padres, o cuando
nadie se entera o se preocupa de tu crisis, o tú visión no es importante para
los demás. Eso le pasó a Jesús, esa noche Jesús tenía una prioridad (orar),
ellos tenían otra: dormir… Seguramente, otros nos fallarán, y entonces ¿qué
haremos?
b) Cuando
los discípulos le fallaron, Jesús se fue por segunda vez y oró, y luego por
tercera vez se fue y oró.
Nota: En
diferentes momentos de su vida, Jesús vivió el rechazo, la decepción, la
tristeza, y aún la traición, pero su respuesta fue la oración, fue buscar el
rostro de Dios, entrar en su presencia, renovar las fuerzas en él, y seguir
adelante, pues aunque en la tierra te fallen, aunque los cercanos te fallen, Dios
nunca te fallará…
El apóstol Pablo en los últimos días de su
vida, vivió una experiencia similar, pues cuando escribe su última carta (2
Tim.) le dice a su discípulo Timoteo, a su amado hijo en la fe, como él lo
llama: “procura venir pronto a verme” (él mismo expresa su soledad y cómo la
percibió: “En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron”).
Y también le dice: “cuando vengas trae la capa que dejé en Troas… y los
pergaminos” y “procura venir antes del invierno”, se acercaba el invierno y por
eso quizá pide la capa, pero la historia no registra la visita de Timoteo, y la
tradición sostiene que Timoteo no alcanzó a llegar…
Pero así como en su primera defensa la
fortaleza de Pablo fue el Señor, nuevamente Dios lo fortalecería, por eso él
dijo: “pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, y fui librado de la boca
del león. El Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino
celestial”.
Conclusión:
Dios cumple su Palabra, y él dijo que nunca te dejará, ni te desamparará, sin
importar la condición de tu alma busca a Dios, rinde tu voluntad al Señor y
persevera buscando su rostro, sin importar qué suceda, él es fiel y se
levantará para socorrerte y darte fuerzas, y tú verás la salvación del Señor…
Pastores Gonzalo y Andrea
Sanabria.
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