Devocional Semanal (No. 013, Pastores Gonzalo y Andrea
Sanabria).
“Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en
la tierra que yo te diré. Habita cómo forastero en esta tierra, y estaré
contigo, y te bendeciré… Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año
ciento por uno; y le bendijo Jehová”. Gén.
26:2-3a, 12.
Cuando
enfrentamos tiempos de adversidad, casi que por instinto de salvación,
reaccionamos diseñando rápidamente un plan a seguir, procurando superar la
crisis que atravesamos. De ésta manera reaccionó Isaac, pues Gén. 26:1 nos dice que: “hubo hambre en la tierra” y él
planeó ir a Egipto, como hacían las personas de la época ante ésta situación.
Sin embargo Dios le habla, no sólo para prevenirlo sino para conducirlo al
lugar de la bendición. Esto implica un desafío para Isaac, pues debe
desarrollar y mantener un corazón sensible a Dios para seguir Su voz, el Señor
le dice: “habita en la tierra que yo te diré” (Debemos invertir más tiempo en
la escuela del Espíritu, para escuchar a Dios y desarrollar un corazón sensible
a Su dirección, esto nos librará de dolorosos fracasos y penosas
vergüenzas).
Es
fundamental buscar la dirección de Dios en cada tiempo, pues lo que Dios ha
dicho, no es necesariamente lo que está diciendo, por ej: en éste capítulo Dios
le dice a Isaac “no desciendas a Egipto”, pero en Gén. 46:3 Dios le dice a
Jacob (hijo de Isaac) “No temas descender a Egipto, porque allí yo haré de ti
una gran nación”. Así que debemos procurar conocer Su voluntad para cada
tiempo.
El
versículo 12 comienza así: “”y sembró Isaac en aquella tierra”, frase que nos
dice cosas muy importantes, por ej: Isaac sembró, él tenía la promesa de
bendición y respaldo del Señor, pues Dios le había dicho: “estaré contigo y te
bendeciré” y él caminó en esa promesa, no se quedó sólo con ella sino que actuó
en fe, fue diligente y esforzado.
“En aquella tierra” nos enseña que Isaac
obedeció a Dios, aunque al principio planeaba ir a Egipto, él decidió creerle a
Dios, siguió el consejo del Señor y la bendición de Dios no se hizo esperar (La
obediencia a Dios actúa cómo un imán para las bendiciones).
Los
resultados de la obediencia fueron tan sorprendentes que hasta los filisteos
reconocieron la mano sobrenatural de Dios, pues le dijeron a Isaac: “Hemos visto
que Jehová está contigo” (vrs. 28),
sin duda, con nuestra obediencia Dios es glorificado, ésta es nuestra mejor
adoración.
Reflexión final: Debemos seguir el consejo de Dios en todas nuestras decisiones y
planes, pues nuestra obediencia glorifica al Señor, y los resultados estarán
alineados al propósito divino.
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